El Dragón Blanco ha regresado a casa

Después de los eventos del gran torneo mágico y el ataque de los dragones, la fama de Sabertooth decayó hasta ser el segundo gremio más fuerte de todo Fiore, pero eso estaba bien para mí: quería empezar una nueva versión del gremio, algo realmente especial donde mis compañeros se trataran como eso: camaradas, amigos, familia. -Algo como Natsu y Fairy Tail, un gremio donde nos apoyemos, donde importe más el bienestar de los miembros que la fama. Se lo comentaba a Rogue una y otra vez en el camino de regreso al gremio, aunque él, como siempre, no estaba muy entusiasmado, caso contrario de Frosch y Lector, quienes me animaban la idea. -Estoy contigo, Sting-kun. Lograrás ser el mejor maestro y llevarás de vuelta a Sabertooth a ser el gremio número 1 de todo Fiore. -Fro piensa igual. Comentaban los pequeños Exceed, bastante animados, a lo que Rogue no le quedó otra que comentar igual: -De acuerdo, sabes que cuentas conmigo. Y con Fro, también. -Gracias chicos, pero saben que ya no soy el maestro del gremio, ¿verdad? No les sorprendió, aunque en sus rostros aún quedaba la duda: ¿Era buena idea que Mamoru tomara el liderazgo? -No tengo nada contra él, me parece que podrá hacer bien el trabajo, confío en él. Les decía con una enorme sonrisa.
Faltaba poco para llegar a la ciudad Fedoria, nuestro hogar. Estaba nervioso por cómo nos recibirían: el año pasado fue una gran fiesta por el triunfo, pero ahora que hemos sido superados por Fairy Tail, ¿estarán los ciudadanos decepcionados?

La llegada fue totalmente diferente a lo que esperé, pues toda la ciudad estaba animada y contenta, sabía que perdimos, pero nuestro esfuerzo y dedicación los conmovieron, igual que con Fairy Tail. Estaban orgullosos, aunque se podía notar que algunos no estaban felices con nuestra derrota, pero de todas formas se habían reunido para animarnos y para felicitarnos, pues a sus ojos dimos un buen espectáculo.
Tristemente, sentí mucha presión de aquellos que no estaban del todo conformes, el haberme rendido al final no era mi estilo, ellos lo sabían, y tal estaban algo decepcionados. Peor era que ellos no sabían de mi también fracaso tratando de derrotar a los dragones, pero eso yo si lo sabía y me molestaba un poco. Sin embargo, para no levantar sospechas, ni para preocupar a Lector, saludé y agradecí a aquellos que nos apoyaron en todo momento, feliz de su apoyo durante y después del torneo. Quizás perdimos, pero hemos regresado renovados, dispuestos a reforzar los lazos como una familia, y la gente de la ciudad nos dieron el recibimiento al estilo "bienvenidos a casa". Es bueno regresar a casa.

La celebración, si es que podía llamar a eso celebración, consumió un poco de nuestro tiempo, pero ya al atardecer estabamos de vuelta en el gremio, ese viejo lugar que servía de nuestro hogar y que ahora sería más hogar que nunca. -Ha sido divertido, no me esperaba que estuvieran tan felices de vernos regresar. Me pareció que estaban más eufóricos que el año pasado. Tal vez trataban de darnos más ánimos a unos perdedores como nosotros... Se lamentó Rogue, a lo que rápidamente le contesté. -Vamos, no seas tan pesimista. No logramos ganar este año, ¿y qué? Seguimos siendo uno de los gremios más fuertes de todo Fiore, estamos todos los más fuertes, tenemos a Lector, a Fro y a todos nuestros amigos. Podemos empezar de nuevo, a entrenar y ser mejores para que el año entrante podamos derrotar a Natsu-san y a Gajeel. Le decía todo para concluir con una amplia sonrisa, que le quitó el pesimismo a Rogue.

Si bien trataba de darle ánimos a Rogue, lo que había pasado recientemente, aquel sujeto extraño, la pérdida de nuestros "poderes", ese límite impuesto, para que luego llegaran los caballeros de la runa. Todavía me molesta un poco, todas las habilidades que me enseñó mi padre, perdidas en un instante, con la incertidumbre de no saber si podré recuperarlas en un futuro, algo frustrante realmente.
Tras tomar mis cosas de la caravana del gremio, me fui directamente hasta mi cuarto para desempacar rápidamente, y para cuando terminé, estaba algo cansado del viaje, así que decidí tomar una siesta mientras tanto, a lo que llegó Lector. ¿Sting-kun? ¿Está todo bien? -Si Lector, todo bien, dormiré un poco, que estoy cansado, más tarde me reuniré con los demás. Él no dijo más, sólo se fue con una sonrisa algo pícara, probablemente fue a contarle alguna historia a Fro, le gusta hacer esas cosas. Por mi parte, me acosté en mi cama y cerré los ojos, cayendo en sueños poco después.

Desperté al rato, habían pasado algunas horas, más de la cuenta, todos se habían ido a dormir: hasta Lector estaba en su pequeña cama al otro lado de mi habitación. Al principio me maldije por tener el sueño tan pesado, pero pensando bien la situación, el cansancio acumulado me tenía muy limitado, y esa siesta me ayudó bastante, aunque seguía con algo de sueño. Regresé a dormir un poco más, con la idea de que en la mañana temprano debía hacer algo para recuperar mi vieja condición. Soñé con dragones, lo usual, pero esta vez eran más difíciles de derrotar que en mis anteriores sueños, donde siempre lograba alzarme con la victoria.
Para cuando desperté, apenas estaba amaneciendo. El sueño, bastante real, me inquietaba bastante, me recordaba que no logré vencer a mi dragón o ayudar a Rogue a vencer al suyo, y eso todavía me frustraba. Lector seguía dormido, todo el gremio lo estaba de seguro, por lo que tomé mis botas, me vestí lo poco que me había quitado antes de dormir (casi nada) y salí silenciosamente de mi habitación y del gremio. Me vendría bien algo de ejercicio matutino, por lo que empecé a trotar por los alrededores de la ciudad.