La búsqueda del disfraz mas frio

En el gremio habían estado circulando informaciones de una fiesta de disfraces en un pueblo llamado Hosenka, era una oportunidad muy especial pues podría buscar allí a Inori, siempre le gustaron ese tipo de cosas, ademas puede que encontrara información útil acerca de este gremio, tal vez estar completamente seguro del oficio de un mago y también podría conseguir algunas cosas deliciosas para comer, después de todo la vida en el gremio era demasiado aburrida. Me costo encontrar un servicio de carretas en la ciudad, pues la mayoría estaban ocupados por la aparición de dicho evento, así que tuve que gastar parte de mis últimos ahorros para poder llegar al pueblo, que si bien no era un lugar enorme, destacaban la gran cantidad de calles pequeñas y callejones sin salida, también una gran cantidad de tiendas con muchas cosas coloridas y habían anuncios de spas y aguas termales por doquier, mas no habían tiendas con disfraces que me agradaran, la mayoría eran disfraces comunes y corrientes "¿Que pasa con estas personas? se ve que están emocionadas por la fiesta pero no hay disfraces que me llamen la atención, son muy aburridos y comunes, me preguntare si encontrare algo que valga la pena en este lugar, rayos debí haber buscado en Saiyu antes de venir a este lugar", sin darme cuenta la noche abrazo este lugar y lo envolvió con su manto oscuro y estrellado, mas no podía distinguir entre las estrellas y las luces, era un lugar bello en la noche, pero debía encontrar un buen disfraz para ese momento, no podía deprimirme, sabia que llegaría el momento de brillar.

Ya en la noche el pueblo se veía mas activo, las personas cada vez se emocionaban mas por lo que sucedería pronto, yo empezaba a sentir aquel furor pero había algo que me hacia lamentarme, ella no estaba conmigo para disfrutar de la fiesta, el solo hecho de recordarla me hizo taparme la mitad inferior del rostro con mi bufanda, mientras caminaba llegue a un lugar con una decoración exagerada, aunque bastante terrorífico, las personas no se acercaban por miedo a que les pasara algo malo, me di cuenta de que era una tienda por el letrero de "abierto" aunque al entrar no pude ver ninguno de esos disfraces comunes que se veían en el resto de la ciudad, los disfraces eran baratos y tenían un nivel de elaboración bastante decente, el estar allí me producía una sensación de ahogo y miedo, era bastante extraño que no hubiese nadie allí, aunque todo estaba muy desordenado.

De un momento a otro sentí como si algo se moviera a mis espaldas y una voz me sorprendió e hizo que me cayera de espaldas, -Que desea joven?- repitió para mi, me levante y sacudí un poco mis ropas para luego quedar atrapado viendo un disfraz de algo que parecía un robot plateado con un visor verde -La verdad quiero saber el costo de aquel traje-, en ese momento el hombre sonrió y me lo trajo, me midió a ojo y dijo -Puede llevarse el traje, estábamos a punto de botarlo a la basura pues nadie parece quererlo, tiene unos gustos muy extraños joven, pero debe ayudarme a organizar la tienda, después de todo no es gratis- entonces me di cuenta de todo el trabajo que tenia por delante.

El anciano me miraba mientras movía todas las cosas a sus respectivos lugares, primero fueron unas cajas llenas de disfraces, solo para colocarme en el oficio de ordenarlas en los diferentes estantes que habían allí, luego fue limpiar el lugar que estaba lleno de telarañas, el no movía ni un dedo mientras me observaba divertido. Tuve que parar un momento a descansar, llevaba ya cerca de media hora haciendo todo el trabajo que el debía hacer, pensaba en irme y comprar uno de esos disfraces comunes que vendían en cualquier lugar de la ciudad, aunque faltandome tan poco no haría algo como eso, así que me levante y enfile mi rumbo hacia la ultima parte, colocar unas decoraciones que hacían falta, aunque lo logre cuando me iba a bajar la escalera se rompió y yo caí de espaldas, solo para que el viejo riera estrepitosamente y se levantara a traerme el traje -Ten te lo has ganado, espero te vaya bien, chico- el hombre desapareció en un abrir y cerrar de ojos -Gracias, creo- ya con el disfraz en mano salí de la tienda, aunque al volver la mirada esta ya no estaba, bastante asustado por el hecho que acababa de presenciar salí corriendo, era hora de empezar a buscar dulces.