De como el agua llegó a su destino

Magnolia, por fin estoy aquí. Una hermosa ciudad, con calles empedradas y casas asimétricas, de colores variopintos muy agradables a la vista. Desearía poder entretenerme con el hermoso paisaje que se extiende a mí alrededor, pero no tengo tiempo para eso.  Por ahora, lo que debería hacer es encontrar un edificio. Un gremio, para ser exactos. Fairy Tail, el gremio más increíble de todo Fiore, se encuentra en esta misma ciudad. El punto es... No sé exactamente donde. No conozco a nadie en esta ciudad, acabo de llegar, así que lamentablemente no se de nadie que me pueda ayudar.

Estoy tentada muchas veces a preguntarle a alguien que pasa por el camino, pero, ¿y si se ríen de mí? ¿Y si es un mago del gremio, al acecho por gente que quiera unirse, pero no cuente con la inteligencia de encontrar el gremio por su cuenta? No me quiero arriesgar, la primera impresión es la más importante, después de todo. Tal vez suene un poco paranoico pero.. Nunca se sabe. Si al menos tuviera una dirección, o una simple descripción del lugar.

Llegué a las puertas de la ciudad con Kida, a las 13 horas, y eso hace ya mucho. El sol se pondrá en cualquier momento. Si la tuviera a ella, pero anda, señorita testaruda, siempre queriendo hacer todo tú sola. Pasear de tarde por la ciudad buscando el gremio, en verdad que fue relajante (debo decir, que muy concentrada no estuve, admirando embobada la belleza de la ciudad), pero de noche la cosa cambia, por más Magnolia que sea. Deambule un rato más, caminando a la par de un río. Pude ver como unos muchachos en un bote, parecido a una góndola pero más grande, compartían una risa en mi dirección, como si de un viejo chiste se tratara. Avergonzada me bajo de ahí, y voy por el camino de piedra como todas las demás personas lo hacen.

Cuando casi todas las estrellas estaban en lo alto, lo vi, a unas cuadras de la Iglesia que se encontraba a mi derecha. La famosa Catedral de Cardia, una estructura que me había llamado la atención desde que había llegado aquí, pero que no tuve tiempo de observar, ahora me mostraba mi destino. Escucha a tus instintos. Si hubiera venido aquí primero como quería, tal vez me habría ahorrado un viaje innecesario. No veía muy bien, pero estaba segura. Las letras en el arco y el signo del gremio eran inconfundibles. Fairy Tail, por fin he llegado.

Todo es tan... caótico. Es bastante divertido, si te pones a pensarlo. Cuando crucé por la puerta de entrada, toda llena de ilusiones, no me esperaba a un hombre volando a causa de un golpe, para estrellarse a la pared opuesta de donde vino, pasar a escasos centímetros de mi cara. Ni siquiera me lo imaginaba. Tampoco imaginaba que se sacudiría el polvo de su ropa, riera y le diera un abrazo al que recién le había pegado. Pero lo hizo. El ruido de risas y gritos alborotados, pero a la vez armoniosos, es maravilloso. Gente charlando, bebiendo, jugando a las cartas, y peleando entre sí, es tranquilizador. Me recuerda a cuando era más joven, y Nami-haha nos cuidaba a 7 u 8 niños más. La casa era un verdadero desastre.

Una adorable señorita, con ojos azules zafiros y cabello blanco, que lleva una bandeja con cervezas en una mano, me saluda y me indica que la siga. Yo obedientemente lo hago, entre nerviosa y avergonzada. "¿He hecho algo malo? ¿No me presenté como debía?". Como siempre, el lado racional de mí dice que pare de preocuparme. Para mí fortuna, quiere saber cómo llegué aquí. Nika, "Victoria", mi espada, descansa en el lado derecho de mi cinturón, lista para ser desenvainada en cualquier segundo. Ella siempre me ha dado confianza y seguridad, pero justo ahora casi la olvido por completo. Mis dedos tamborilean en mis músculos, inquietos, incapaces de quedarse tranquilos aunque sea una vez. Soy un manantial de auto-confianza.

(...) entonces llegamos a la ciudad. Debíamos venir juntas, pero yo quise ver la ciudad, así que nos separamos, acordando vernos aquí. No sabía donde estaba el gremio, ni siquiera cómo lucía. Termine perdiendo el tiempo. Hace unos 15 minutos, estaba en la Catedral de Kardia, y lo vi. Supe que este era. Y parece que estoy en lo correcto. - finalizo con una sonrisa, dando una mirada al lugar. Se queda en silencio unos momentos, sin decir nada. Yo espero una respuesta de su parte, pero no la presiono.

- Ya veo.. ¿Ella ya recibió su marca del Gremio? - Supongo... - ¿Y tú no? - Niego con la cabeza. Son cosas que ya le dije. No he estado en el gremio antes, no puedo tener mi marca. En cambio Kida... "Ella ya llegó, o eso creo. Ya debería tener su marca.~ Hablando de eso, no la veo, ¿dónde está?" La busco con la mirada entre la multitud de personas que hay aquí, pero no pasan ni dos segundos cuando la voz de la Señorita de Cabellos Blancos me habla de nuevo.- ¿Entonces que esperamos? ¡Vamos! Te encantará aquí. ¿Donde quieres la Marca?-. Lo pienso por un momento. Palpo a Nika con una mano, mi mano derecha, en mi muslo derecho, siempre protegido. Mi lado protegido. Con una sonrisa, indíco el lugar con el dedo índice.

Es.. Verde. Verde lima. No me lo esperaba, Pensaba que sería naranja, o color durazno, colores del atardecer. Pero no. La chica de cabellos blancos sonríe, satisfecha con su trabajo. Ella sí transpira confianza, y tranquilidad. Su cabello corto hasta los hombros, unos short cortos azules, con top a juego, y su sonrisa dan la idea de que este es un lugar cálido, divertido y relajado como ella. Su marca del gremio es blanca, y se encuentra en el mismo lugar que la mía. Por eso decidí ahí. La primera persona que oficialmente conozco del gremio. Lo que me recuerda, que no tengo ni idea de quién es.

- Etto.. Diculpe, ¿señorita? Perdone mi descortesía, no me he presentado. Mi nombre es Katt, Kattley Gaselle. - la chica sonríe de nuevo.- Lindo nombre. Yo soy Lisanna. Has recorrido un largo camino para llegar aquí, debes tener hambre. Sígueme - Obedientemente, la sigo, entre un montón de mesas hasta una barra, atendida con una mujer alta, muy parecida a Lisanna-san, con el cabello por la cintura y un vestido de color rosa subido. Ellas susurran algo, lo cuál me hace sentir un poco incómoda, pero sonríen en mi dirección y eso me relaja un poco. ¿Será eso parte de su magia? Lisanna-san se va a atender más mesas, y yo me quedo de pie frente a la barra. Una ola de sueño y cansancio me da de lleno, y me siento pesadamente en un banquillo. - Señorita, ¿no conoce usted el nombre de Hyata Nami? Es una maga que estoy buscándo... - digo, sin hacerme ilusiones. Saqué la conclusión de que estaría en Fairy Tail porque cuando era pequeña, pensaba que Nami-haha era la maga más fuerte del mundo, y debió ser parte del Gremio más fuerte. Ahí fijé como meta a Fairy Tail. Ahora, por otros motivos además de ese, este ha sido mi destino. Para mi desgracia, la chica niega con su cabeza.

***. Una ves que los lugares básicos del Gremio me han sido mostrados, me voy al Tablón de Anuncios. Tomar una misión justo el día que te unes es muy precipitado, y por eso descarto el pensamiento rápidamente. Sin embargo, no me muevo de mi sitio, y sigo observando las misiones. Algunas se ven muy difíciles, otras no tanto, pero ofrecen algo importante. No es dinero, es experiencia. Cada misión realizada, así sea con éxito o no, te da experiencia de vida, para futuras misiones. Otros pensamientos invaden mi mente, como "donde voy a dormir" o "que bueno sería tomar una ducha". Pero necesito un lugar donde quedarme, y para eso necesito dinero. Sigo observando las misiones mientras pienso en ello, cuando veo una que es en equipo, y decidó emprender mi nueva búsqueda. Salgo del gremio, por las puertas principales hacia la obscura noche, con una tarea cumplida, y una nueva por realizar.