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Escucha la Rima del Viejo Marinero
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Escucha la Rima del Viejo Marinero
Nuevamente, sucumbida por mis pensamientos los cuales no variaban desde hacía mucho tiempo, mejor dicho solo un par de días los cuales eran,-"¿que me resultara más conveniente entrenar o hacer una misión?, y si hacia lo segundo ¿Qué clase de misión tendría que elegir?", mientras seguía deliberando conmigo misma esta situación que para muchos les resultaría sencilla de responder o eso creía, sin percatarme, del movimiento constante de mis pies, los cuales no habían dejado de andar, en todo el día, -¿Qué debo hacer? Tks… nunca creí, que me preocuparía por esto, ser indecisa no es una opción, por lo menos no en el día de hoy, tengo que estar mas activa - en lo que hablaba en voz alta conmigo misma, tropiezo con una baldosa que estaba floja, haciéndome caer de una forma muy torpe, sobre un charco de lodo, sintiéndome algo adolorida por la caída y claro con lodo en la ropa, lo suficiente como para poder vender, escucho a lo lejos la voz encantadora de un niño, señalándome inocentemente, grita – mami, esa niña rubia se cayó muy chistoso je je- la madre de la criatura, hace que deje de señalar, le susurra algo pero el comentario rebosante de alegría que escuche por parte del infante, provoco que me sintiera avergonzada, me levanto rápido como si no hubiese pasado nada, me aclaro la garganta y camino lo más rápido que puedo, ya desde un lugar apartado y algo más tranquila, y olvidando por unos instantes de mis pensamientos previos, fueron ofuscados por un pensamiento que hacía meses que no tenia, el recuerdo de mi madre,-como me gustaría que estuvieses aquí- me siento en el medio del parque, ya que al parecer me había dirigido allí, y es cuando comienzo a escuchar el canto de las aves, y claro retomo mis pensamientos previos ¿entrenamiento o misión? Al parecer el paseo y lo demás que sucedió me ayudo a aclarar mis ideas –bien, creo que haré otra misión, espero que en el tablero de misiones haya algo interesante- estaba levente emocionada, quería encontrar algo interesante algo que me motivara, alguna misión que me lleve a una aventura, esperando que mi intuición no me fallara; llego al gremio saludo a los pocos presentes. Sin decir más, me dirijo al tablón de misiones, observo con mucho cuidado, ignorando completamente a lo que sucedía a mí alrededor, -no hay nada interesante, me emocione por nada- comenzaba a frustrarme, y ponerme algo triste, hasta que me doy cuenta de una misión, que se encontraba en un rincón algo apartado que decía -"escucha la rima del viejo marinero"-, -supongo que será interesante no será lo que busco pero al menos será al aire libre, y un lugar muy lindo, además, siempre se puede aprender algo de las personas mayores- sin seguir con la lectura del trabajo, solo suspiro y salgo de inmediato, ya que no quería perder demasiado tiempo, suponiendo que el viaje no fuese muy largo.
Kida Edesa- Joyas : 12200
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Edad : 29
Fecha de inscripción : 18/07/2013
Re: Escucha la Rima del Viejo Marinero
Claramente tarde en llegar al lugar de la misión pero cuando lo hice estaba agotada y muy perdida, no sabía bien en donde quedaba el lugar, claro está que comencé a preguntar a las personas, las cuales por lo visto o mejor dicho la mayoría no tenían ni idea, hasta que luego de mucho caminar y preguntar, di con señor calvo y algo rechoncho, el cual supo decirme en donde se hacía todo ese encantador evento.
Cuando llego a la playa en donde se realizaría la boda, me le acerco, a la que al parecer era la novia, todo me resultaba muy bien decorado de un gusto muy fino–etto… dis... disculpe, señorita, quiero decir señora, no quiero distraerla mucho tiempo pero...- me quedo callada un par de segundos, ya que Alana, ese era el nombre de la novia, volteo a verme, con un gesto de ingenuidad, pero con algo de desconfianza, le miro fijamente, unos minutos, dirijo mi vista hacia otro lado, pero procure de que no se notara, mientras notaba que era sumamente agraciada la muchacha, sus rasgos eran simples y amables a la vez, entre otras cosas y su vestido era de por si delicado, es como si fuese un atuendo mágico, sobresalía, por demás pero no de manera extravagante, en cuanto a mi me había ruborizada, sin ninguna razón, eso no podía ser de esa forma, recobro la compostura que perdí en esos segundos, hasta que se rompe el silencio,–sí, ¿se le ofrece algo señorita?–su forma de hablar, natural y amable me dejo extrañamente impresionada, pero intentaba que no se notase, me aclaro la voz,-Es un gusto, poder conocerla, y felicidades por su boda, mi nombre es Kida Edesa, pertenezco al gremio Fairy Tail- cuando iba a decir que era lo que hacía allí aunque era mas que obvio solo debí hablar con naturalidad, nada mas –ya se a lo que has venido y menos mal que llegaste, comenzaba a desesperar, creí que no respondería nadie, muchísimas gracias- me dio una sonrisa totalmente amable y paso a decirme los pormenores de lo que debía hacer, y menos mal que lo hizo, ya que así sabia en lo que me había metido no se por que pero mi entusiasmo regreso, bueno una pequeña parte –no quiero ser irrespetuosa, pero… ¿te quedaras con esa ropa? Me refiero ¿si trajiste un atuendo más elegante? Porque de lo contrario podría prestarte algo- su amabilidad era mucha, lo cual se me hacia totalmente inusual, es decir sabia que las personas pueden ser amables, pero esto era demasiado para mi, estaba sorprendida, ella me miraba pacientemente, como si mi respuesta, fuese la pura y absoluta verdad algo avergonzada mirando hacia otro lado – es que salí apurada, de casa y no me di cuenta de traer otra clase de ropa, espero que no le moleste, que use algo suyo- no sabía que estaba sucediendo como olvide ese detalle insignificante, la ropa, para la próxima misión leeré atentamente para no quedar como una boba,como estaba sucediendo – no te preocupes, todos nos olvidamos de algo, alguna vez, ven por aquí- me toma de la mano me jala un poco hacia ella y me lleva a una de las carpas, al parecer era en donde ella tenía toda su ropa, -creo que eres de mi talla, déjame ver en donde deje un vestido que de seguro te quedara bien- la observo más detenidamente, era delgada, no se equivocaba, era algo parecida en físico a mí, pero mas baja en estatura, sabia que su ropa me quedaría, debo aceptar, lo que me diera ya que toda la ropa que tenia allí era muy delicada, así que seguro habría algo que me quedase bien aunque no pude evitar -¿cómo esta tan segura de que somos de la misma talla de ropa?- le pregunto mientras me quedo viendo unos pendientes muy hermosos y cruzo mis brazos, –me resulta extraño que lo preguntes, es decir eres algo más alta que yo claro pero somos igual de delgadas y con mucho busto, en fin aquí tienes espero que te quede, cuando estés lista, te diré quien es para que comiences con tu tarea, si me disculpas iré a ver que todo esté en orden- sale de la carpa y comienzo a cambiarme la ropa, lentamente, mientras me convencía a mi misma que podría con esto. Luego de unos minutos cuando me termino de cambiar, maquillar y peinar, salgo de la carpa buscando a la novia, y al encontrarla ella con la misma amabilidad con la que se dirigió a mi persona desde un principio no cambio del todo, solo se había puesto nerviosa, ya que la hora se acercaba, la vuelvo a felicitar y armándome de paciencia me acerco al viejo marinero para comenzar a escuchar todas sus ocurrencias o lo que llegara a decirme. - es hora de comenzar la misión, yo puedo, se que si-
Cuando llego a la playa en donde se realizaría la boda, me le acerco, a la que al parecer era la novia, todo me resultaba muy bien decorado de un gusto muy fino–etto… dis... disculpe, señorita, quiero decir señora, no quiero distraerla mucho tiempo pero...- me quedo callada un par de segundos, ya que Alana, ese era el nombre de la novia, volteo a verme, con un gesto de ingenuidad, pero con algo de desconfianza, le miro fijamente, unos minutos, dirijo mi vista hacia otro lado, pero procure de que no se notara, mientras notaba que era sumamente agraciada la muchacha, sus rasgos eran simples y amables a la vez, entre otras cosas y su vestido era de por si delicado, es como si fuese un atuendo mágico, sobresalía, por demás pero no de manera extravagante, en cuanto a mi me había ruborizada, sin ninguna razón, eso no podía ser de esa forma, recobro la compostura que perdí en esos segundos, hasta que se rompe el silencio,–sí, ¿se le ofrece algo señorita?–su forma de hablar, natural y amable me dejo extrañamente impresionada, pero intentaba que no se notase, me aclaro la voz,-Es un gusto, poder conocerla, y felicidades por su boda, mi nombre es Kida Edesa, pertenezco al gremio Fairy Tail- cuando iba a decir que era lo que hacía allí aunque era mas que obvio solo debí hablar con naturalidad, nada mas –ya se a lo que has venido y menos mal que llegaste, comenzaba a desesperar, creí que no respondería nadie, muchísimas gracias- me dio una sonrisa totalmente amable y paso a decirme los pormenores de lo que debía hacer, y menos mal que lo hizo, ya que así sabia en lo que me había metido no se por que pero mi entusiasmo regreso, bueno una pequeña parte –no quiero ser irrespetuosa, pero… ¿te quedaras con esa ropa? Me refiero ¿si trajiste un atuendo más elegante? Porque de lo contrario podría prestarte algo- su amabilidad era mucha, lo cual se me hacia totalmente inusual, es decir sabia que las personas pueden ser amables, pero esto era demasiado para mi, estaba sorprendida, ella me miraba pacientemente, como si mi respuesta, fuese la pura y absoluta verdad algo avergonzada mirando hacia otro lado – es que salí apurada, de casa y no me di cuenta de traer otra clase de ropa, espero que no le moleste, que use algo suyo- no sabía que estaba sucediendo como olvide ese detalle insignificante, la ropa, para la próxima misión leeré atentamente para no quedar como una boba,como estaba sucediendo – no te preocupes, todos nos olvidamos de algo, alguna vez, ven por aquí- me toma de la mano me jala un poco hacia ella y me lleva a una de las carpas, al parecer era en donde ella tenía toda su ropa, -creo que eres de mi talla, déjame ver en donde deje un vestido que de seguro te quedara bien- la observo más detenidamente, era delgada, no se equivocaba, era algo parecida en físico a mí, pero mas baja en estatura, sabia que su ropa me quedaría, debo aceptar, lo que me diera ya que toda la ropa que tenia allí era muy delicada, así que seguro habría algo que me quedase bien aunque no pude evitar -¿cómo esta tan segura de que somos de la misma talla de ropa?- le pregunto mientras me quedo viendo unos pendientes muy hermosos y cruzo mis brazos, –me resulta extraño que lo preguntes, es decir eres algo más alta que yo claro pero somos igual de delgadas y con mucho busto, en fin aquí tienes espero que te quede, cuando estés lista, te diré quien es para que comiences con tu tarea, si me disculpas iré a ver que todo esté en orden- sale de la carpa y comienzo a cambiarme la ropa, lentamente, mientras me convencía a mi misma que podría con esto. Luego de unos minutos cuando me termino de cambiar, maquillar y peinar, salgo de la carpa buscando a la novia, y al encontrarla ella con la misma amabilidad con la que se dirigió a mi persona desde un principio no cambio del todo, solo se había puesto nerviosa, ya que la hora se acercaba, la vuelvo a felicitar y armándome de paciencia me acerco al viejo marinero para comenzar a escuchar todas sus ocurrencias o lo que llegara a decirme. - es hora de comenzar la misión, yo puedo, se que si-
Kida Edesa- Joyas : 12200
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Re: Escucha la Rima del Viejo Marinero
Ya estando cerca del viejo marinero, el cual parecía contemplar con mucho cariño el mar, parecía que extrañara navegar, recorrer sus rincones, como si fuesen unos eternos amantes, me aclaro con cierta delicadeza la garganta, pero en ese momento me ahogo haciendo que comience a toser haciendo que se volteara -¿te encuentras bien?- me observa con detenimiento, al parecer había algo en mi que le interesaba, me mira el busto –si estoy bien, señor mío mis ojos están aquí arriba- guiando su mirada a mi rostro, cuando cruzamos miradas, me sonríe –la fuerza y encanto de la juventud, que descortés de mi parte no me he presentado mi nombre es Owen, ¿con quién tengo el placer?- mientras besa mi mano, y al hacerlo siento sus labios algo fríos, aparte de sentir las asperezas de su mano cuando tomaba mi mano esto provoco que un leve escalofrió –soy… soy kida y el gusto es todo mío, ¿le ocurría algo señor? Digo, parece triste- suelta torpemente mi mano, mientras escuchaba atentamente lo que le dije –un hermoso nombre, pero más hermoso es quien lo lleva- me guiña un ojo, me di cuenta de que era un marinero algo mañoso, le sonrió con mucha delicadeza, intentando ser amable –muchísimas gracias es usted muy amable señor, pero, podría contestar, mis preguntas, es decir le pregunte esto ya que parece triste, y como es una boda, no sería adecuado que se encuentre gente triste, ¿ no lo cree así?- me ubico a su lado, sin decir más esperando a que Owen dijese algo –no estoy triste, solo contemplo, el lugar el que fue durante muchos años mi corazón, mi familia, mi hogar, tal vez no lo entiendas, ya que seguramente has vivido toda tu vida en un sitio, pero el hecho de estar en inactividad, me hace sentir nostalgia, de mis años de navegación- lo escuchaba, al parecer al hablar del mar lo había hecho dejar de ser ese anciano mañoso, sus gestos se tornaron más serios, de los que ya eran -usted eso no lo sabe señor, he viajado mucho, para tener una corta edad, he aprendido que tener un hogar y no estar en él, es dejar de lado una parte de sí mismo, aunque si lo piensa de otra forma, ahora puede estar con sus seres queridos ¿no lo cree?- solo me mira y sonríe, para luego volver a mirar hacia el horizonte que parecía lejano -puede que tengas razón, espero que no lo tome como un atrevimiento pero, su belleza me recuerda a las que suelen tener las sirenas, ¿sabes lo que son cierto?- al escuchar eso me percate que en algún momento comenzaría a narrarme o decirme alguna historia o anécdota solo esperaba que fuese mientras se daba la ceremonia la cual había comenzado, hacia poco tiempo. –se algo al respecto pero no creo que sea lo suficiente, preferiría que me dijese de forma detallada lo que son ya que usted es el experto- esperaba tener suerte y que de una vez comenzara a narrar alguna historia o a decir algo más interesante, solo quería que sucediera algo interesante -¿segura que quieres que me ponga a hablar? Porque si es así, tengo unas cuantas condiciones- mi cara paso de un aburrimiento casi total a sorpresa, ya que fue algo inesperado, que reacción tan extraña, su carácter había vuelto a cambiar en cuestión de segundos –si no estuviese segura, no me encontraría platicando aquí con usted, así que adelante, diga sus condiciones que luego yo diré las mías- estaba dispuesta a hacer esta misión bien, sin tener que recurrir a mi magia, no obstante tenía ganas de usarla pero sería en otro momento y en otra circunstancias –bien, como guste la dulce señorita, uno: no me gusta ser interrumpido hasta que termine de narrar lo que sea, dos: cada tanto necesitare tomar alguna bebida fuerte así que es probable que te pida que me traigas algo y creo que nada mas, ¿Cuáles son tus condiciones? Mi encantadora dama- era básicamente lo que debía hacer, esto me estaba facilitando mucho el trabajo, -que si me cuenta alguna historia de marineros, cuente todo hasta el final, y que no se distraiga, justo como lo está haciendo ahora, al jugar con sus manos, ya que e gustan las historias- detiene el juego de manos que hacía, al parecer estaba pensando en toda la situación, pero al cabo de unos segundos mientras estira su mano –hay algo mas, al terminar si no te molesta ¿me concedería una pieza?- eso era demasiado, me pedía que bailase con él al terminar sus cuentos o lo que fuese a decirme ya mi asombro era tal que no sabía que decir, me había quedado perpleja, pero esta era mi oportunidad, que mas podía perder, estrecho mi mano, hacia la suya terminando en un apretón de manos, sellando así una especie de pacto.
Kida Edesa- Joyas : 12200
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Re: Escucha la Rima del Viejo Marinero
-bien si quieres escuchar alguna historia o lo que sea que vaya a decirte no puedo hacerlo con el estomago vació, me traerías algo y por supuesto trae algo para ti- cuando escucho la petición del marinero, me alejo de su persona esperando que se quede en el mismo sitio, por supuesto, así que me dirigí con toda tranquilidad a la mesa, en donde se ubicaba, la comida claro en el camino tuve que esquivar a algunos por no decir varios invitados que estaban bailando, o intentando hablar conmigo y hasta bailar, claramente y con toda cordialidad tuve que negarme a esto último, o hasta hablar dando la escusa de que acompañaba a un pariente y no podía dejarlo mucho tiempo solo. Cuando llego a la mesa de comida y tomo algo de comer, me apresuro por qué no sabía cuánto tiempo habría pasado, y si Owen seguía en el mismo sitio, había algo que me decía que no lo estaba; al voltearme ya para ir de regreso veo que el marinero no estaba en donde lo había dejado, comienzo a desespérame, lo busco con la mirada mientras claro comienzo a esquivar de nuevo a los invitados, sin que la comida se cayera estrepitosamente al piso o al vestido, mientras seguía con la búsqueda, luego de una fracción de segundos lo veo caminando hacia los de la orquesta, por lo que opto por apurar el paso. Cuando consigo alcanzarlo antes de que llegue pongo mi mano en su hombro –señor Owen, por fin lo encuentro, ¿Qué hace aquí? , creí que se quedaría en donde estábamos hablando, le traje algo de comer- le muestro la comida que le había llevado y le entrego el plato, para que lo tome, cuando lo hace me mira y sonríe- que niña tan amable, me descubriste iba a decirle a la orquesta que cambiara de canción esta no me gusta- respirando muy profundo, para recuperar el aire que perdí al estar caminando, rápido y nerviosa –lo sé a mí tampoco me gusta pero usted me prometió tres historias, y no he escuchado ninguna, y seguramente usted no es una persona que rompa una promesa y decepcione a una dama- intento poner una cara de tristeza y decepción, esperando que el hombre, siga con las intenciones de hablar conmigo y que no quiera interactuar con nadie más hasta que termine toda la ceremonia o lo que sea que esté sucediendo –tienes razón eso sería una aberración, querida, gracias por hacerme recapacitar, la música no es muy importante, ven vamos a hablar lejos de la orquesta, tocan demasiado fuerte- nos alejamos no mucho ya que aun se escuchaba la música de fondo pero no se podía hacer mucho nos sentamos y claro guardo silencio aunque también comía unos bombones que pude traer de la mesa –bueno que sería bueno contar, podría contarte una historia de las selkies, creo que eso será bueno para comenzar- al parecer, el marinero olvido a las sirenas o existía la posibilidad que hable de ellas más tarde, - las selkies son criaturas mitológicas normalmente irlandesas, estos animales se les da la forma de focas y además son seres cambiantes ya que mudan su piel para adoptar otra forma, estas criaturas tenían el extraño don de poder deshacerse de su piel de foca y transformarse en mujeres u hombres de belleza inigualable. Una vez que un selkie tomaba forma humana, ocultaba su piel de foca cerca del mar, entre las rocas, de manera que nadie pudiese hallarla. La leyenda cuenta que si un humano encuentra la piel de foca, puede someter al selkie, quien obedecerá fielmente al que posea su piel. No obstante, si la selkie llegara a encontrar su piel, huirá de regreso al mar. Espero que te guste lo que te voy a contar, mi padre que era marinero me la contó de niño y es algo conocida, no por muchos pero bueno- guardo silencio mientras el mundo parecía desaparecer ya que su voz paso de ser grave, a solo ser una voz triste, solitaria nostálgica, al hablar de el recuerdo de su padre, el silencio que parecía estar en esos momento presentes solo era destruido por algunas risas, o hasta las mismas olas que se escuchaban romper en la costa una y otra vez
- La mujer foca:
- -Cuando la gente se reúne a contar viejas consejas, tanto sea al amor del fuego como ante un vaso de cerveza en algún concurrido pub, se reproduce la siempre contada historia de la mujer-foca. Ésa que salía del cuero de unos de estos animales de negra piel y satinado aspecto, de ojos oscuros y aterciopelados que miran profundamente, tal vez haciendo recordar a lo hondo del mar que les da vida. Aquella foca se distinguía de las otras por ser la más ágil y graciosa. Así la encontró Thommie, el pescador, muchacho que amaba la soledad de las costas donde soñaba aventuras y amores. La pasaba recorriendo los riscos, las playas y los acantilados siempre en busca de lo que las olas, caprichosamente abandonaban en la orilla: una vez un viejo y carcomido timón, otras, algún madero finamente tallado o algún cacharro o parte del velamen de algún hundido velero. Thommie, en ésas encontró, ya no la foca negra sino a una mujer que salió perezosa del satinado cuero. Y como se apasionaba por las cosas que la resaca abandonaba, también se enamoró de la mujer emergida del cuero. La llevó a su casa, la presentó a su familia y terminó casándose con ella. Al cuero lo guardó como recuerdo en una viga del techo de la vivienda. La mujer era bella, de negros y relucientes cabellos que contrastaban con los rizos dorados y los ojos azules de la familia del muchacho: los Connelly. A pesar de las diferencias y de lo extraño de su origen, los Connelly aceptaron a la mujer que había enamorado al primogénito aunque sus extravagancias los tenían intrigados. La Selkie, que así llamaban a la muchacha, tanto -se la pasaba chapoteando por horas entre los acantilados en lo más crudo del invierno, como asoleándose por días en la playa, como trayendo peces que cazaba con las manos, ajena por completo a las tareas de las demás mujeres. Sin embargo Thommie y su Selkie eran felices. Tuvieron varios niños, todos con el negro y brillante cabello de la madre y los ojos celestes del padre. Los años hicieron aún más bella a la mujer y más aventurero e inventor al joven. Con los maderos arrojados por el mar construía muebles. El más hermoso: una cuna en forma de barca, donde se criaron los hijos del matrimonio feliz.
Un día, la mayor de las hijas de estos Connelly encontró el cuero de la foca en el horcón del techo de la casa del pescador y como era tan suave y lustrosa pensó que quedaría muy bien como cobertor en su cama. Por supuesto que se la pidió a su madre. Al ver su viejo envoltorio, la Selkie se lo arrebató, se cubrió con él y salió caminando hacia el mar. Nunca más regresó. Dice la gente de la costa, que cuando una Selkie recupera su primitiva piel, ningún poder la detiene, ningún llamado humano la hace volver. Es más fuerte el bramido del mar que las voces que le ruegan desde la orilla. Sus ancestros la llaman y ni el amor de su compañero ni el llanto de sus hijos la devuelve a los suyos. Por eso en las costas donde habitan desde hace centurias, los Connelly nacen niños de cabellos negros como el azabache, suaves y lustrosos. Son los genes de la Selkie. Por otra parte en aquella región nadie, nadie, mata a las focas. Las gaviotas, que no son otra cosa que las almas de los pescadores tragados por el mar, vigilan para que nadie quebrante esta ley.
Kida Edesa- Joyas : 12200
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Re: Escucha la Rima del Viejo Marinero
-serias tan amable de traerme algo de beber y mas comida claro que para cuando regreses, contare las dos historias que faltan- me sonríe con cordialidad,me guíña un ojo - bien le traeré lo que pide solo, no se aloque, y se queda sentado aquí, ¿sí?, digo será más fácil encontrarlo – hace un gesto aprobatorio como que se quedaría quieto, aunque sin dejar de poner cara de niño a punto de hacer una travesura, suspiro hago un gesto de que lo estaría observando y el señor rio con ganas, y vuelvo a ir a la mesa de comida, esta vez más tranquila, solo esquive a algunos invitados y nada mas al parecer todos disfrutaban de la fiesta, los novios se paseaban por las mesas y entre los demás invitados, viendo que todos se sintieran a gusto, la única persona que me paro unos minutos para saber cómo iba todo fue la novia, lo único que digo es que todo estaba bien controlado que disfrute de lo que queda de la fiesta que no se preocupara y que ese día era para que lo disfrutara al máximo, ella me agradece y cuando veo estaba haciendo solo vi que saludaba a un par de personas que al parecer solo pasaban a saludar, claro se fueron enseguida, me sentí calmada al ver que no se había movido de donde estaba antes, al acercarme me siento –listo, traje mas comida, señor y estoy lista para otra de sus historias- le pedí unas bebidas al mozo, y este fue a traerlas, mientras esperábamos -bueno mi próxima historia será de las ondinas, estas son una variedad de ninfas, propias de lagos y aguas dulces.Su formación transcurre en las mismas condiciones que las de cualquier ninfa pero, normalmente, son fuerzas elementales del agua las que dan vida al cuerpo femenino. Ellas tienen el cuerpo azulado o verde, los dedos de las manos y pies ligeramente palmeados, las orejas puntiagudas y los cabellos muy largos y azules, amarillos o verdes. Pueden respirar tanto en el agua como en el aire.Son criaturas muy alegres y traviesas, y se dice de su risa que es capaz de hechizar a los viajeros y marineros que se encuentran con ellas, hasta el punto de perder la voluntad. En fin... al parecer lo que me estaba diciendo el señor se ponía interesante, ya que no tenia ni idea que había ninfas acuáticas, y que tenían ese nombre, estaba aprendiendo algo nuevo, y era genial, lo interesante era que a todo esto hubo curiosos que se acercaron a escuchar lo que me estaba platicando este marinero y prestaban mucha atención la misma o mas que yo -ya sabiendo esto, la siguiente historia dice así...
- Ondina:
- Hubo una ondina. Se llamaba Prathé. Sus cabellos largos y húmedos estaban extendidos sobre la hierba. Con sus largos dedos se peinaba pensativa. De ese simple acto dependieron su amor, su destino y la suerte de un príncipe de los hombres. El hombre la vio y se enamoró de ella. Entonces era extraordinariamente fácil enamorarse. Ella reía en sus brazos. La reina del lago, monarca de las ondinas y de las aguas profundas, dio su consentimiento a la boda. Las ondinas no tienen alma humana. Su existencia transcurre feliz en el fondo del lago, en una eterna edad de inocencia. Su raza no sabe del pecado ni del Bien ni del Mal. Pero al unirse a un hombre, a Prathé le fue otorgada un alma humana. La unión tenía como condición, impuesta por la Reina del Lago, que se rompería ante la infidelidad del príncipe. La Reina, de rostro joven, pero muy anciana, conocía el corazón humano. No tenía dudas que recuperaría a la ondina de esa forma. El príncipe no tardó en darle la razón. La tentación llegó en forma de una dama de la corte. Y Prathé y su alma humana con su nueva sensibilidad, con su cambiando corazón, llorando retornó al lago. Amaba a ese hombre y nunca volvería a ser una ondina como las otras, sus hermanas.El hombre amaba a la ondina. Arrepentido fue a la orilla del lago. — Prathé —llamó—, perdóname. Pagaré el precio que sea para tenerte conmigo. La ondina (sus cabellos de agua, sus ojos de agua) surgió en un remolino y le habló así: —Hombre, por tu amor corres peligro de muerte.Él sólo pudo desear y amar más a la ondina, aunque sabía que era cierto y que su vida corría peligro. —No quiero separarme de ti – susurró el hombre. No llegó a ver las lágrimas en el rostro de la ondina. Ella lo atrajo hacia si, le dio el beso final y lo hundió en las aguas. Un remolino y el cuerpo de la amada fueron la mortaja del príncipe.
Kida Edesa- Joyas : 12200
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Re: Escucha la Rima del Viejo Marinero
-y de esta forma llegamos a la ultima historia, recuerda que después de que la cuente deberás bailar conmigo- su voz estaba risueña es como si hubiese esperado toda una vida para bailar conmigo, algunos parecían desilusionados ya que querían escuchar mas historias, lo que le importo poco a Owen -Lo se señor, soy una persona de palabra usted cuente la historia y luego bailaremos- el hombre aplaudió con suavidad al escucharme decir todo eso, -mi ultima historia se tratara sobre sirenas, seguro habrás creído que olvidado que las mencione apenas nos conocimos, pero no, solo las deje para el final, ya que me resulten criaturas interesantes las cuales se las caracteriza como otra clase de ninfas marinas con busto de mujer y cuerpo de ave, pero hay quienes la representan con el torso de una mujer y la parte inferior de un pez, en fin ellas extraviaban a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto,
- La sirena y el marinero:
- -Había una vez una mujer... noche tras noche miraba la luna desde las rocas... amaba el mar... la libertad de poder surcar el horizonte con una simple mirada, la sensación de poder correr sobre las olas tan solo con pensarlo... andaba siempre con un bloc de notas en blanco y se sentaba sobre el arrecife a escribirle cartas al mar, las lanzaba luego dentro de una botella... el mar la comprendía, el mar era suyo al fin y al cabo... pues ella vertía sus lagrimas ahí y lo hacia un poco mas salado. Se sentaba sobre las rocas y la brisa le golpeaba la cara con el aroma de su perfume, ese perfume a piel que no había olido nunca pero que había sentido tantas veces....esa silueta del que aún no tiene rostro ni nombre... la sombra que la hacia sentir l la añoranza de lo que no conocía...como se puede echar de menos algo a quien ni siquiera conoces pensaba ella... Y así pasaban las lunas... una noche mientras escribía el viento hizo volar sus papeles escritos, sus cartas marinas... y en el intento de agarrarlas resbalo... perdió los zapatos en su caída... y toco el fondo del mar donde se quedo dormida al no poder respirar... El mar... que tantas veces la había visto sentada en el arrecife, el mar que la conocía porque había leído todas sus cartas...fue entonces cuando se apiado de ella y como pudo le salvo la vida... dándole el gozo de poder disfrutar de ese mar al que ella tanto le escribía.... el beso de una ola le devolvió el aliento, la arrojo con delicadeza sobre la misma roca de donde se había caído y la dejo ahí... siendo mitad mujer... mitad pez... fue así.... como la sirena de este cuento se hizo sirena.
Nadaba desnuda y libre... y cada noche volvía a la misma roca, con la misma sensación de nostalgia... con la misma sensación de añorar lo que no conocía... sabía que no era el mar.. y que no era la tierra... un día mientras nadaba vio como la luna iluminaba con su luz la proa de un barco... y vio un marinero que cansado de danzar sobre la madera dejaba caer su mirada al mar, con la misma mirada perdida que ella ponía cuando añoraba... se acerco cuanto pudo y le tembló el corazón... ese era el perfume de piel morena que había sentido tantas veces, esa era la olor... esos ojos eran los que ella había dibujado entre letras... el marinero giro la cabeza como si supiera que alguien lo estaba mirando... y la vio... la vio desnuda sobre las olas, y sintió estremecerse al mirarla, al sintió ver en su boca el cuarto de una luna que sonríe picara...y se lanzó al mar... la sirena lo cogió de la mano y le enseño su mundo, su mar azul, los corales y las flores que crecen bajo las rocas...y así noche tras noche.. la sirena lo esperaba junto a la roca y el marinero se lanzaba al agua... y así iba ella esperándolo cada noche porque sabía que no podía tenerlo siempre, porque los marineros se ahogan bajo el mar y las sirenas no pueden permanecer siempre en tierra... pero su mitad mujer, su mitad imperfecta...seguía añorando lo que ya conocía... y deseaba mas que nunca despojarse de aquella bella cola y el marinero de aquellas piernas, el deseaba su cola, ella sus piernas.
El marinero... cada vez aguantaba mas bajo el agua poniendo el corazón al limite al sumergirlo... el tenia miedo de ahogarse... ella tenía miedo de ahogarlo... demasiado complicado...demasiado arriesgado...
El mar, la luna y el viento hablaron de noche.... el mar apiadado, la luna enternecida y el viento enamorado de las palabras de amor que se decían... decidieron desordenar todas las cartas que la sirena escribió y formar con las letras sueltas un mensaje.... en el encuentro de los amantes llego la botella, una ola era la mensajera, el viento se puso a favor del mar y la luna, la luna brillo con mas intensidad que nunca, hasta el sol emocionado se fundió con la luna en un eclipse... el marinero cogió la botella, la sirena leyó el mensaje.... siempre os quedara esta roca... y la orilla del mar... donde tu marinero tendrás los pies en la tierra y tu... sirena la cola en el agua...y así cada noche... cada día si cabe... la sirena esperaba en la roca y el marinero acudía a sus brazos...ella tuvo que caerse del arrecife...el tuvo que mirar la luna desde la proa... tenían que conocerse... y es por eso y solo por eso por lo que las otras- sirenas cantan a todos los marineros.
Kida Edesa- Joyas : 12200
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