El reencuentro de la conejita y el corazón cristalizado.

Una linda mañana soleada, caminaba por las calles de ciudad Fedoria, una ciudad que ofrece un hermoso panorama de rocas, las paredes y las calles estaban hechos con este material, haciendo que el sol las haga brillar, la mañana era calida, el sol calentaba mi fria piel y yo caminaba tranquilamente por la calle. La razon por la que me encontraba caminando sola es porque mi estupido hermano se detuvo en una tienda, ¿acaso yo tengo que hacer todo? estupido hermano... y quedamos de encontrarnos en una cafeteria frente al gremio de la ciudad, habiamos venido aqui con la esperanza de encontrar a la conejita y asi poderle pedir un conseji de como entrar a un gremio.  -Si no recuerdo mal.... ella dijo estar en Sabertooth, Tsk... caminar es tan irritante...- decia con cada paso que daba, Una princesa como yo no debe caminar ni buscar a alguien, ellos deben buscarme a mi y hacer lo que yo diga...
Por fin llegue al gremio, después de caminar durante un buen tiempo, jamas había tenido la necesidad de ir a una dirección, solo me llevaban en un carruaje mientras yo comía helado dentro de este, pero no... el estúpido de mi tío tuvo que hacer su gracia... estúpido estúpido ... todos los hombres son estúpidos...
Cuando llegue a la cafeteria me sente en una silla y decidí comprar un helado de vainilla, despues de unos minutos lo trajeron y el que atendia me miro pervertidamente y me coloco el helado de vainilla -Que lo disfrute Se ño ri ta - como reacción ante su comentario tan pervertido mi piel comenzó a helarse y lo mire friamente -Tsk... Estúpido plebeyo ¿acaso no sabes quien soy? ahora retírate para que pueda disfrutar mi helado-  el tipo tan solo me miro y sonrio para despues marcharse, ¿que pasa con todos los hombres? Estúpidos estúpidos, me acabe mi helado y deje el dinero correspondiente, para levantarme y dirigirme al gremio de castillo dorado, entre algo despreocupadamente buscando a la conejita rubia.