Un día en el Mercado de Hargeon

El cazador salió corriendo por la puerta del gremio en dirección a Hargeon, tuvo que ir a pie, pues no tenía dinero para permitirse un medio de transporte que lo llevara hacia la ciudad portuaria, así que le tomó unas 5 horas andando, al llegar se puso a buscar al tal Mike, después de unos 5 minutos, encontró al dichoso MIke, alto, tostado por el sol, cuerpo fornido, de pelo negro, con su camisa de tirantes, su bandana de pescador en la cabeza, sus pantalones, típicos de pescador, en ese momento el cazador se acercó, lo saludó y dijo : -Buen día, me llamo Dante, soy de Fairy Tail, vengo para ayudarle con el puesto-.
El pescador miró detenidamente a Dante, después de analizarlo unos segundos dijo: -Ja!, un paliducho como tú quiere ayudarme?, vuelve cuando estés más bronceado- luego de decir eso, cayó en la cuenta de que faltaba poco para la reunión del club "Si no me doy prisa, voy a llegar tarde y es posible que los chicos ya se hayan ido cuando llegue....bueno....tendré que confiar en este paliducho, espero que no me arruine el negocio" después de dar un pequeño suspiro, el pescador dijo: -Está bien, puedes encargarte del puesto, pero recuerda, si cuando vuelva, mi negocio está arruinado, no volveré a pedir ayuda a Fairy Tail y no te pagaré ni un centavo, entendido?- El cazador, sabiendo que se estaba jugando su dinero, aceptó, en ese momento, Mike le puso una bandana de pescador y lo llevó al puesto donde vendía su pescado y su marisco. Antes de irse, Mike le recomendó al cazador: -Siempre que una persona te pregunte si está fresco, di que sí, que lo pescaron esta mañana, algo muy cierto, pues siempre vendo lo que pesco en el día- el cazador asintió en señal de haber entendido y así, contento, aunque un poco preocupado, Mike se fue presuroso a su encuentro con los del club.

Los clientes se amontonaban en la fila, en cuanto abrió el puesto, ya estaban en la entrada tres señoras y un hombre mayor, las señoras, muy amables, le dieron preferencia al señor mayor, que se acercó al puesto, en ese momento, el cazador dijo: -Buen día señor, qué se le ofrece? tenemos los pescados más frescos- en ese momento, el señor mayor dijo: -Quiero un......jurel.....no no no no, mejor una trucha, no no no no no, mejor un atún...si si un atún- En ese momento, el cazador iba a traer el atún, el hombre mayor cambió de parecer -Mejor dame el jurel, que mi hija me quiere cocinar jurel a la leña- el cazador siguió las indicaciones de Michael y se fue a traer el jurel para el hombre mayor, el señor le pagó gustosamente y , con su jurel, se fue a su casa a que le prepararan una rica comida. Después de aquel hombre vinieron tres "marujonas"(para la persona que no entienda: marujona= vieja metete,chismosa) y se pusieron en la fila, la primera marujona se acercó y antes de pedir su pescado, empezó a acribillar a preguntas al cazador: -De dónde eres? cómo llegaste aquí? te gusta alguna chica del pueblo?...- y un montón de blablabla más, algo que estaba molestando al cazador, tuvo que guardarse la ira y dijo amablemente a la señora: -Perdone señora, puede hacer su pedido por favor? , es que hay otras personas que quieren comprar- -Ah, es cierto, perdón, quisiera un poco de langosta, es que esta noche tengo invitados importantes en casa- el cazador le trajo la langosta más fresca que pudo encontrar y se la dio a la señora, envuelta y atada, la mujer pagó la langosta y se fue contenta.

Los clientes se sucedían por montones: señoras mayores, jóvenes, señores de avanzada edad, adolescentes, viejas chismosas que acribillaban al cazador con preguntas estúpidas que no tenía tiempo de responder y las despachaba con su pedido y palabras amables, Dante iba de acá para allá trayendo los pedidos de los clientes, es cierto que pagaban bien por la mercancía, pero el trabajo era un poco estresante.

En una de esas idas a traer tres pedidos, se le acercó un niño con los pelos sucios y desarreglados, ropa desgastada y vieja, tan flaco como un pajarito y le dijo: -Señor,podría regalarme un pescado grande, por favor? hace días que mi mamá y yo no comemos y tenemos mucha hambre- la apariencia del pequeño le recordó su pasado: él también caminó por las calles, en busca de comida, para él y para su hermano, igual de andrajoso, igual de sucio, entonces, se apresuró en dejar los pedidos y fue a traerle al pequeño uno de los pescados más grandes de la tienda "Yo entiendo el sufrimiento de este pequeño, si Mike me dice algo, responderé con parte de la paga" se lo dejó bien envuelto y le dijo: -Toma, llévalo a tu casa y dile a tu madre que lo cocine bien- la cara del pequeño se iluminó con una gran sonrisa, lo último que escuchó de la boca del pequeño antes de irse fue un :-Gracias señor!-.

El día iba pasando y los clientes se iban satisfechos, si bien, la cola seguía siendo larga, se había reducido en gran parte, aunque no cesaban las viejas chismosas y su parloteo, después de despacharlas a todas, se le acercó una señora mayor, tendría unos 70 años, era un poco bajita y de cara afable, se acercó al puesto y le dijo:
-Oye hijito, me podrías dar por favor un pescado suave?, es que mi dentadura ya no puede comer cosas demasiado duras- al oírle decir a la señora "Hijito" una lágrima se le escapó al cazador, era la primera vez que le decían "Hijito", con una sonrisa en los labios, el cazador buscó un pescado suave, le quitó las espinas y lo envolvió cuidadosamente, acto seguido se lo entregó a la señora diciendo: -Que tenga un buen día- . La gente que quedaba en la cola se acercaba al puesto, pedía su pescado o marisco y el cazador les atendía con una sonrisa afable, como si hubiera estado trabajando en el puesto desde hace años, aquel "Hijito" que le dijo aquella señora, le había cambiado el humor, ahora estaba radiante: respondía a las preguntas de las viejas chismosas con amabilidad, atendía presto y diligente los pedidos de los más ancianos sin rechistar, aunque éstos cambiaran de opinión cada dos por tres, todo siempre con una sonrisa.

La tarde comenzaba a caer y los últimos clientes estaban siendo despachados con sus pedidos, después de despachar al último cliente, el cazador se sentó y se puso a descansar unos minutos, seguía conservando esa sonrisa afable, cansada , pero afable. Unos minutos después, se puso a barrer el puesto y finalmente, esperar aq que Mike volviera de su reunión con los del club.

Había hecho buena caja ese día("había ganado buen dinero", por si no se entiende) , por lo que estaba feliz y orgulloso de su trabajo, nunca se habría imaginado vendiendo pescado, pero, al ser su primera vez haciéndolo, se lo pasó bien.

Pasaron unas horas y el sol ya se estaba ocultando, a lo lejos se divisó el barco de Mike que llegaba al puerto de Hargeon. Atracó y se dirigió un poco preocupado a su puesto, al llegar divisó a Dante, sentado, se acercó, y con un poco de preocupación dijo: -C-cómo te fue, paliducho?- al ver la cara de preocupación de Mike, Dante se rió y dijo: -Relájate, hoy hice buena caja, no sabía que a las gentes de Hargeon les gustara tanto el pescado y el marisco- y acto seguido, le mostró la caja de los beneficios, estaba llena, lo que provocó que la cara de Mike se iluminara y dijera: -Muchas gracias chico, has hecho un buen trabajo, creo que consideraré contratarte en mi negocio- la oferta era tentadora, pero el cazador tenía claras sus prioridades así que le dijo a MIke: -En serio, te lo agradezco, pero soy mago de Fairy Tail y ellos son como mi familia, no puedo quedarme en Hargeon, lo siento- Mike comprendía bien esto y respondió con una sonrisa: -Cuando no estés de misión, puedes venir a verme para ganar un dinero extra, jajajaja.-. Como respuesta, Dante sonrió.