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Perdida en Onibus... ¿ayuda?
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Perdida en Onibus... ¿ayuda?
El sonido que anunciaba la partida del tren sonó en la estación de Onibus. “¿Cómo termine aquí?”, era la pregunta que pasaba por la mente de una peliazul, la cual veía como el tren se alejaba con un rumbo que la chica desconocía. De pronto la peliazul cayó de rodillas con las manos apoyadas en el suelo, miraba fijamente el concreto, sus labios murmuraban una sarta de cosas inentendibles, parecía cargar un peso sobre su espalda, además de que un aura oscura y deprimente la rodeaba. La gente que caminaba cerca, la miraba un momento, luego se alejaban. A los pocos minutos la peliazul soltó un suspiro largo, se puso de pie, limpió sus rodillas y sacudió sus manos, para caminar a la salida de la estación, la gente la miró con una gota de sudor resbalando en la sien, pues la chica “rara” caminaba como si nada hubiera pasado. Extraño, ¿no?
-Bien… ya estoy aquí, aun no entiendo cómo pasó esto, pero… debo buscar una forma de regresar a Magnolia -se dijo la chica, mientras sus pasos la sacaban de la estación, a una ciudad que desconocía, se detuvo cuando llego a una intersección vial, el cual le mostraba tres caminos. Bien, aquí es donde reluciré que Haru, la maga peliazul, no debería andar sola. -Dis-disculpe, señor -llamó a un hombre que caminaba cerca, con una mochila en su espalda. -¿Sí, señorita? -fue la respuesta del hombre, el cual observo confundido a la joven que tenía en frente, pues esta tenía las mejillas rojas y jugaba con sus dedos, nerviosa. -Etto… no sé dónde estoy, pe-pero busco llegar a Magnolia, ¿me po-podría señalar por dónde ir? -fue lo que la tímida chica dijo, conmoviendo al hombre, quien gustoso le señalo la dirección por la que debía ir.
-Debes seguir el camino recto, cuando llegues a un restaurante, dobla a la izquierda, recto para que salgas de la ciudad, de ahí continúa el camino y llegaras a Magnolia, pero… ¿por qué no esperas al tren? -le pregunto curioso, pero la maga se encontraba repitiendo mentalmente la información dada. “Recto, hasta el restaurante, luego a la izquierda, recto y saldré de la ciudad, sigo el camino y llegare a Magnolia… no es difícil. Ese debe ser el camino recto”, pensaba la maga, cómo estaba de costado, miraba el camino de la izquierda. -¡Lo tengo! Gracias, señor desconocido pero amable -fue lo que dijo la chica, despidiéndose agitando la mano, corriendo… por el camino derecho. A pesar de que había dicho que el camino recto era el izquierdo. -Pero… sí yo le dije recto –murmuró el hombre, con una gota de sudor resbalando por su sien, viendo como la peliazul corría por un camino diferente al que le había explicado.
-Bien… ya estoy aquí, aun no entiendo cómo pasó esto, pero… debo buscar una forma de regresar a Magnolia -se dijo la chica, mientras sus pasos la sacaban de la estación, a una ciudad que desconocía, se detuvo cuando llego a una intersección vial, el cual le mostraba tres caminos. Bien, aquí es donde reluciré que Haru, la maga peliazul, no debería andar sola. -Dis-disculpe, señor -llamó a un hombre que caminaba cerca, con una mochila en su espalda. -¿Sí, señorita? -fue la respuesta del hombre, el cual observo confundido a la joven que tenía en frente, pues esta tenía las mejillas rojas y jugaba con sus dedos, nerviosa. -Etto… no sé dónde estoy, pe-pero busco llegar a Magnolia, ¿me po-podría señalar por dónde ir? -fue lo que la tímida chica dijo, conmoviendo al hombre, quien gustoso le señalo la dirección por la que debía ir.
-Debes seguir el camino recto, cuando llegues a un restaurante, dobla a la izquierda, recto para que salgas de la ciudad, de ahí continúa el camino y llegaras a Magnolia, pero… ¿por qué no esperas al tren? -le pregunto curioso, pero la maga se encontraba repitiendo mentalmente la información dada. “Recto, hasta el restaurante, luego a la izquierda, recto y saldré de la ciudad, sigo el camino y llegare a Magnolia… no es difícil. Ese debe ser el camino recto”, pensaba la maga, cómo estaba de costado, miraba el camino de la izquierda. -¡Lo tengo! Gracias, señor desconocido pero amable -fue lo que dijo la chica, despidiéndose agitando la mano, corriendo… por el camino derecho. A pesar de que había dicho que el camino recto era el izquierdo. -Pero… sí yo le dije recto –murmuró el hombre, con una gota de sudor resbalando por su sien, viendo como la peliazul corría por un camino diferente al que le había explicado.
Última edición por Haru Kanata el Mar 10 Sep - 0:22, editado 1 vez (Razón : Nueva configuración del tema, inicio)
Invitado- Invitado
Re: Perdida en Onibus... ¿ayuda?
Más de media hora llevaba la peliazul recorriendo el camino que ella pensaba era el correcto, había encontrado cinco restaurantes y, tal como se lo dijo aquel señor, había doblado a lo que ella suponía era la "izquierda". Estaba perdida, eso era un hecho, hecho que la maga no parecía aceptar. "Ese señor amable no me dijo la verdad, he doblado a la izquierda cuando vi el restaurante, luego vi otro e hice lo mismo, y luego otro... luego otro... no sé cuántas veces lo he hecho, pero... ¡no logro salir de la ciudad!", gritó internamente la chica, deteniendo su andar, se llevó ambas manos a sus mejillas, antes de agitar la cabeza repetidas veces, rememorando todo su trayecto, buscando dónde había fallado. -¡Ah! ¡Yo no fallé! ¡Ese señor amable me mintió! -exclamó fuertemente, llegando a su propia conclusión, sobre el por qué se perdió en la ciudad.
La chica soltó sus mejillas, bajo un brazo, cruzando sus pechos, mientras el otro lo ponía a la altura de su barbilla, en una pose de pensadora, frunció el ceño levemente, decidiendo que haría ahora que sabía que no podía salir de la ciudad. De pronto sus pensamientos se vieron cortados con el ruido procedente de un local, eran gritos los que se escuchaban. -¡¿Cómo te atreves a tocarme?! ¡Maldito pervertido! -exclamaba una persona, con una voz que se le hacía conocida a la peliazul, quien vio como un cuerpo atravesaba rompiendo la pared de en frente e iba directo a impactar contra ella. En un movimiento reflejo, Haru alzo ambas manos para parar al cuerpo, la fuerza con la que había sido lanzado aquella persona fue tanta que la hizo retroceder un poco. Una vez se hubo detenido, relajo los músculos de sus brazos, ya que para parar a aquella persona había tenido que usar su fuerza, pero al ser sorpresa no pudo liberar la necesaria, eso ocasionó que sus músculos se tensaran de golpe. "Esta fuerza bruta, esa voz... solo hay una persona así en este mundo", pensó la peliazul, dejando caer el cuerpo al piso, con sus músculos ya relajados, decidió acercarse al agujero en la pared, donde el polvo empezaba a dispersarse, revelando una figura perteneciente a una mujer, la cual dio un par de pasos, cruzándose de brazos.
Tenía el largo cabello color purpura sujeto en una cola de caballo, vestía un kimono colorido y sus ojos azules destellaban ira, la peliazul la reconoció en un instante. -¡¡Sensei!! -llamó la chica, corriendo a abrazar a la mujer, sorprendiéndola. -¿Eh? ¿Haru?... Haru... ¡Haru! -gritó sorprendida la mujer, para luego devolver el abrazo con fuerza. -Haru, pequeña tonta, ¿qué haces por aquí? -preguntó, cuando se separaron, pues la mujer recordaba haberla dejado en Magnolia hace una semana atrás.
-Me había perdido en Magnolia mientras recorría la ciudad. Termine en la estación. El tren estaba partiendo, cuando un perrito empezó a seguir al tren, preocupada lo seguí. Luego el perrito saltó, se iba a caer, así que salté para ayudarlo a subir, pero… el perrito empezó a lamer mi cara, terminamos jugando un largo rato, le invite de mis trufas, hasta que no sé en qué momento me dormí. Fui despertada por el guardia del tren, quién me dejó en esta ciudad por no tener dinero con que pagar… ahora me pregunto, ¿dónde estará ese perrito? Tal vez encontró a la persona que buscaba, bueno, así termine en esta ciudad -explicó la chica, con una sonrisa en el rostro, así es, en su camino logró recordar cómo había terminado en la ciudad de Onibus, una explicación un tanto loca, pero eso es lo que le había pasado, la peliazul esperaba una reacción por parte de su sensei y... lo que recibió en respuesta fue un coscorrón en la cabeza.
La chica soltó sus mejillas, bajo un brazo, cruzando sus pechos, mientras el otro lo ponía a la altura de su barbilla, en una pose de pensadora, frunció el ceño levemente, decidiendo que haría ahora que sabía que no podía salir de la ciudad. De pronto sus pensamientos se vieron cortados con el ruido procedente de un local, eran gritos los que se escuchaban. -¡¿Cómo te atreves a tocarme?! ¡Maldito pervertido! -exclamaba una persona, con una voz que se le hacía conocida a la peliazul, quien vio como un cuerpo atravesaba rompiendo la pared de en frente e iba directo a impactar contra ella. En un movimiento reflejo, Haru alzo ambas manos para parar al cuerpo, la fuerza con la que había sido lanzado aquella persona fue tanta que la hizo retroceder un poco. Una vez se hubo detenido, relajo los músculos de sus brazos, ya que para parar a aquella persona había tenido que usar su fuerza, pero al ser sorpresa no pudo liberar la necesaria, eso ocasionó que sus músculos se tensaran de golpe. "Esta fuerza bruta, esa voz... solo hay una persona así en este mundo", pensó la peliazul, dejando caer el cuerpo al piso, con sus músculos ya relajados, decidió acercarse al agujero en la pared, donde el polvo empezaba a dispersarse, revelando una figura perteneciente a una mujer, la cual dio un par de pasos, cruzándose de brazos.
Tenía el largo cabello color purpura sujeto en una cola de caballo, vestía un kimono colorido y sus ojos azules destellaban ira, la peliazul la reconoció en un instante. -¡¡Sensei!! -llamó la chica, corriendo a abrazar a la mujer, sorprendiéndola. -¿Eh? ¿Haru?... Haru... ¡Haru! -gritó sorprendida la mujer, para luego devolver el abrazo con fuerza. -Haru, pequeña tonta, ¿qué haces por aquí? -preguntó, cuando se separaron, pues la mujer recordaba haberla dejado en Magnolia hace una semana atrás.
-Me había perdido en Magnolia mientras recorría la ciudad. Termine en la estación. El tren estaba partiendo, cuando un perrito empezó a seguir al tren, preocupada lo seguí. Luego el perrito saltó, se iba a caer, así que salté para ayudarlo a subir, pero… el perrito empezó a lamer mi cara, terminamos jugando un largo rato, le invite de mis trufas, hasta que no sé en qué momento me dormí. Fui despertada por el guardia del tren, quién me dejó en esta ciudad por no tener dinero con que pagar… ahora me pregunto, ¿dónde estará ese perrito? Tal vez encontró a la persona que buscaba, bueno, así termine en esta ciudad -explicó la chica, con una sonrisa en el rostro, así es, en su camino logró recordar cómo había terminado en la ciudad de Onibus, una explicación un tanto loca, pero eso es lo que le había pasado, la peliazul esperaba una reacción por parte de su sensei y... lo que recibió en respuesta fue un coscorrón en la cabeza.
- Hotaru Kanata, "sensei":
Última edición por Haru Kanata el Miér 11 Sep - 19:49, editado 2 veces
Invitado- Invitado
Re: Perdida en Onibus... ¿ayuda?
-¿Cómo se te ocurre saltar a un tren en movimiento? Y lo peor… ¿por qué no te bajaste rápidamente? -preguntó claramente molesta, mientras Haru se sobaba su adolorida cabeza. “¡Tsk! Sensei eso dolió, me lo dio con mucha fuerza”, pensaba la chica, agarrando el pequeño chinchón que le había producido el golpe de su sensei, de pronto Hotaru se dio cuenta de que estaban llamando mucho la atención, miró a todos a su alrededor. -¿Qué quieren ustedes? ¡Sigan su camino! -exclamó, para luego adentrarse un momento al local, que era un bar, dónde habían muchos magos, ignorando lo sucedido, la mujer recogió una mochila y espada envuelta por una tela, dejo algunas joyas en la barra antes de salir y coger del brazo a la peliazul, obligándola a seguirla lejos de aquel lugar. Caminaron por varios minutos, la peliazul a un costado de la mujer, intentaba decir algo, pero no encontraba las palabras y el valor para expresarse.
Repentinamente, Hotaru se detuvo, sin previo aviso, por lo que la peliazul terminó impactando contra su espalda. -Sensei… ¿por qué te detienes así? Me golpeé la nariz -se quejó la maga, pero no obtuvo respuesta de la mujer, así que la rodeo para ver lo que miraba, estaba con el ceño fruncido mirando de frente, curiosa, volteo a ver y tratar de ubicar lo que veía su sensei, pero ella la cogió de la mano y empezó a correr en sentido contrario del que habían estado caminando. Prácticamente jalaba a la pobre maga, que estaba confundida, en el trayecto está se tropezó pero no cayó al piso porque Hotaru la retuvo. -Debemos correr, ¿entendido? -dijo con mirada seria, la peliazul atisbó algo de preocupación en los ojos azules de su sensei, por lo que asintió en respuesta. Ambas corrieron unos pocos minutos, siendo la mujer de cabello morado la que guiaba a la chica por las calles de Onibus, terminaron fuera de la ciudad, en una carretera, Hotaru se detuvo, de su mochila sacó una bolsa pequeña y se la entregó a la maga. -No confió en tu sentido de orientación, pero por ahora quiero que corras, sigue el camino y por favor… ve recto, llegaras a Magnolia -fue lo que le dijo, la peliazul la observo sin haber entendido nada, Hotaru se limitó a señalar el camino. -E-está bien… iré recto, pero… cuando volvamos a encontrarnos, me responderás las preguntas que tengo en mente ahora -fue lo que dijo, antes de dar vuelta y empezar a correr por el camino.
Hotaru la vio alejarse con mirada triste, la cual paso a ser seria, cuando sintió a una persona acercársele. -¿Por qué te esfuerzas en alejarla de mí? -pregunto aquella persona, que resultó ser un chico de cabellos marrones, se encontraba haciendo un puchero, viendo a la maga alejarse. -Porque ella no sabe la verdad, piensa que eres malo, ¿o ya lo olvidaste? -le respondió Hotaru, mirándolo fijamente, el chico bajó la mirada, con expresión triste, para luego asentir. -Hiciste un buen trabajo al no mostrarte a ella en el bar -le dijo en forma de animarlo, mas la expresión en el rostro del muchacho se mantuvo igual, pero mirando el lugar por el que había salido corriendo la maga hace unos momentos.
-Bueno, nosotros también debemos alejarnos de aquí… los matones de Mizore, los vi en la ciudad -fue una breve explicación que le dio al chico, quien reaccionó cambiando su expresión por una molesta. -Maldición, ¿algún día nos dejaran en paz? -protestó el chico, siendo ignorado por la mujer, quien empezó a caminar en un rumbo distinto al de Haru, el chico la siguió a regañadientes. -Tengo su espada, la quiere devuelta, por eso no nos dejara en paz y por eso te envió a ti a buscarla, o me equivoco… Ashiro -dijo la mujer, girando un poco el rostro, para sonreírle de manera confiada, el chico frunció el ceño, avanzando más rápido. -No me hagas recordar lo que hice cuando ese idiota me tenía en su poder -murmuró molesto al pasar por su lado.
Muy lejos de ahí, Haru se detenía en una intersección vial, otra vez tenía delante tres caminos. De su bolsillo saco una trufa y se la metió a la boca. -Bien… ahora a continuar, debo llegar a Magnolia -dijo, para seguir su camino… esperen… ¡Acaba de voltear a la derecha! “Sí sigo con este ritmo, podré llegar antes del anochecer. Me daré un baño, me tumbare en mi cama y no despertare hasta medio día”, pensaba la maga, pues estaba segura de que seguía el camino recto, quién sabe a qué ciudad llegara a parar, pero definitivamente no será Magnolia. Pero… ¿podrá algún día llegar Haru a Magnolia?
Tema finalizado.
Repentinamente, Hotaru se detuvo, sin previo aviso, por lo que la peliazul terminó impactando contra su espalda. -Sensei… ¿por qué te detienes así? Me golpeé la nariz -se quejó la maga, pero no obtuvo respuesta de la mujer, así que la rodeo para ver lo que miraba, estaba con el ceño fruncido mirando de frente, curiosa, volteo a ver y tratar de ubicar lo que veía su sensei, pero ella la cogió de la mano y empezó a correr en sentido contrario del que habían estado caminando. Prácticamente jalaba a la pobre maga, que estaba confundida, en el trayecto está se tropezó pero no cayó al piso porque Hotaru la retuvo. -Debemos correr, ¿entendido? -dijo con mirada seria, la peliazul atisbó algo de preocupación en los ojos azules de su sensei, por lo que asintió en respuesta. Ambas corrieron unos pocos minutos, siendo la mujer de cabello morado la que guiaba a la chica por las calles de Onibus, terminaron fuera de la ciudad, en una carretera, Hotaru se detuvo, de su mochila sacó una bolsa pequeña y se la entregó a la maga. -No confió en tu sentido de orientación, pero por ahora quiero que corras, sigue el camino y por favor… ve recto, llegaras a Magnolia -fue lo que le dijo, la peliazul la observo sin haber entendido nada, Hotaru se limitó a señalar el camino. -E-está bien… iré recto, pero… cuando volvamos a encontrarnos, me responderás las preguntas que tengo en mente ahora -fue lo que dijo, antes de dar vuelta y empezar a correr por el camino.
Hotaru la vio alejarse con mirada triste, la cual paso a ser seria, cuando sintió a una persona acercársele. -¿Por qué te esfuerzas en alejarla de mí? -pregunto aquella persona, que resultó ser un chico de cabellos marrones, se encontraba haciendo un puchero, viendo a la maga alejarse. -Porque ella no sabe la verdad, piensa que eres malo, ¿o ya lo olvidaste? -le respondió Hotaru, mirándolo fijamente, el chico bajó la mirada, con expresión triste, para luego asentir. -Hiciste un buen trabajo al no mostrarte a ella en el bar -le dijo en forma de animarlo, mas la expresión en el rostro del muchacho se mantuvo igual, pero mirando el lugar por el que había salido corriendo la maga hace unos momentos.
-Bueno, nosotros también debemos alejarnos de aquí… los matones de Mizore, los vi en la ciudad -fue una breve explicación que le dio al chico, quien reaccionó cambiando su expresión por una molesta. -Maldición, ¿algún día nos dejaran en paz? -protestó el chico, siendo ignorado por la mujer, quien empezó a caminar en un rumbo distinto al de Haru, el chico la siguió a regañadientes. -Tengo su espada, la quiere devuelta, por eso no nos dejara en paz y por eso te envió a ti a buscarla, o me equivoco… Ashiro -dijo la mujer, girando un poco el rostro, para sonreírle de manera confiada, el chico frunció el ceño, avanzando más rápido. -No me hagas recordar lo que hice cuando ese idiota me tenía en su poder -murmuró molesto al pasar por su lado.
Muy lejos de ahí, Haru se detenía en una intersección vial, otra vez tenía delante tres caminos. De su bolsillo saco una trufa y se la metió a la boca. -Bien… ahora a continuar, debo llegar a Magnolia -dijo, para seguir su camino… esperen… ¡Acaba de voltear a la derecha! “Sí sigo con este ritmo, podré llegar antes del anochecer. Me daré un baño, me tumbare en mi cama y no despertare hasta medio día”, pensaba la maga, pues estaba segura de que seguía el camino recto, quién sabe a qué ciudad llegara a parar, pero definitivamente no será Magnolia. Pero… ¿podrá algún día llegar Haru a Magnolia?
- Ashiro:
Tema finalizado.
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