Paseo por la plaza

Era un día de los más tranquilo para salir a pasear. La situación estaba algo tensa en los últimos días, de eso se había enterado Hardrack, para bien o para mal. Pero tenía sus propios asuntos por resolver, ninguno en realidad, y por ello estaba algo tenso aquella tarde, pues no es un hombre de no hacer nada, necesitaba un propósito, algo que exigiera de sus servicios, de su espada, de sus habilidades. -Ojalá hubiera otra tormenta. Este día tan... tranquilo, es aburrido. Dijo en voz baja mientras alzaba la mirada al cielo y un poco de la luz solar (no miró al sol directamente) le molestó su ojo derecho; nunca se recuperó del todo, y su ojo parecía estar algo sensible, innecesariamente sensible.

Se detuvo en la plaza frente a la catedral, observando detenidamente por un momento la arquitectura, pero desistiendo de la idea de entrar: nunca fue un hombre religioso, y nunca lo sería. Ya estaba recordando mejor las calles de la ciudad, se movía más rápido y conocía los lugares más importantes; aún así, se sentó en una de las bancas de la plaza y se relajó un momento, mirando a su alrededor. -Sería divertido que me cayera un rayo...

Como no encontró algo realmente entretenido en esperar tranquilamente ahí, en la plaza, se levantó y estiró sus músculos. Para él, el más mínimo descanso lo pone tenso, siempre alerta innecesariamente. "Deberías relajarte, gato. Hay veces que no debes estar en guardia, no es bueno, ¿Quién te va a atacar aquí, en tu nueva ciudad? ... Mi nueva ciudad, a la que no puedo decirle "hogar"... ¿Por qué pienso en tercera persona?" Aburrido, inició una pequeña discusión mental consigo mismo mientras daba vueltas alrededor de la catedral, una actividad muy frecuente que le parecía sana, mientras no lo hiciera en voz alta.

Al completar la séptima vuelta alrededor, vio que unas personas lo miraban extrañadas. Nunca fue muy propenso a llamar la atención, y cuando lo hacía, se alejaba, y eso mismo hizo: se alejó del grupo, fue a una de las tiendas cercanas y compró una manzana del puesto de frutas, la cual disfrutó regresando al banco, donde al sentarse pudo escuchar estruendo a lo lejos: se acerca otra tormenta. -Agradecería que no tardes, querida... Se lo dijo a la ¿tormenta?

Finalmente, luego de un rato, las nubes negras del horizonte llegaron a Magnolia, y descargaron su carga, la lluvia, sobre la ciudad. Completamente empapado tras 10 minutos sin moverse del lugar, Hardrack contemplaba las calles vacías, esperando con mucha impaciencia. ¿Qué puedes esperar de una lluvia torrencial? Ahí hizo su estelar aparición: un relámpago brilló a lo lejos y un trueno se escuchó poco después. -Justo a tiempo, empezaba a creer que no vendrías, cariño. Dijo en un tono superior al ruido provocado por la lluvia, y eso atrajo la atención de una pareja que caminaba con su paraguas. No les prestó atención, aunque si se puso en pie, dispuesto a dejar el lugar. A lo lejos, vio a una rubia corriendo a toda prisa para llegar a su hogar, según indagó; a pesar de la lluvia, pudo distinguir algo en su mano derecha, quizás el logo del gremio, de Fairy Tail, pero no podía estar del todo seguro, fue simplemente una indagación puesto que había visto a esa rubia antes, probablemente en el gremio.

El segundo relámpago hizo su aparición, algo que alertó más a Hardrack, buscando en el cielo tormentoso la ubicación de los rayos. Para su decepción, aún estaban demasiado lejos. -Será mejor que busque cobertura. Aún no llegan... Dicho esto, a nadie en particular, caminó hasta la catedral y se refugió ahí un rato, siempre con la vista al negro cielo.

La tormenta no duró realmente mucho, lo rayos no alcanzaron la ciudad, se alejaban más bien. Eso decepcionó aún más a Hardrack, que estaba interesado, literalmente, en que le cayera un rayo "Vaya fortuna no obtener suficiente mala suerte para que te caiga un rayo, gato..." Se lamentó mentalmente mientras salía de su refugio y se encaminaba de regreso al gremio, pero sabía que ahí no podría hacer mucho, necesitaba hacer algo primero antes de integrarse completamente a Fairy Tail. -Muy bien, cariño, sólo una visita. Dijo al cambiar de rumbo, hacia donde creía se descargaría la tormenta. No llegaría a tiempo, ningún humano podría y menos a la pobre velocidad que aplicaba, pero algo le decía que debía ir. "Instinto, gato, algo hay ahí, quizás quieres verlo..."

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Fin del tema