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Mensaje por Invitado Sáb 12 Oct - 10:07

Un hombre estaba sentado en la barra de la taberna, mientras la banda tocaba música alegre en honor a la pareja recién casada, que había pasado su fiesta de bodas ahí en la misma taberna que el enigmático hombre encapuchado. Hargeon se puede caracterizar por ser un pueblo muy alegre y festivo, sobre todo en las bodas, mientras no haya un anciano marinero para interrumpir claro. Muchos aseguran que las bodas en los puertos traen buenos augurios para los marineros, augurios que vuelan con los albatros e iluminan los faros para traer de vuelta a los barcos; como suelen decir, no hay nada que ilumine más que la sonrisa de una mujer. Pero aquel hombre, nuestro conocido amigo Kruhel Auditore, sólo estaba ahí, triste y melancólico, bebiendo vino, callado y muy deprimido. De todos los lugares para ir a ahogar sus penas, tuvo la mala suerte de terminar en la taberna fiestera de la boda, cantos de marineros e invitados coreaban la banda y sólo lo hacían sentirse cada vez peor. La suerte es una moneda con la que no cuenta en su bolsillo.
Otro hombre, borracho y alegre, se le acerca al desolado Kruhel. Amigo le dice muy entusiasmado, dominado por la bebida y con el cuerpo pesando una tonelada. Más pronto que tarde terminaría en el suelo, en el charco de su propio vómito. Amigo, ¿por qué tan triste? Es la boda de la señorita Leia. ¿Por qué no dejas ese vino y tomas una cerveza como un verdadero hombre? El asqueroso olor de cigarro y alcohol, sumado a la profunda tristeza de Kruhel, le hicieron rechazar tan amable propuesta, más bien le invitaban a darle un golpe a sujeto, pero se aguantó las ganas. Ellos eran felices, él no, no tenía derecho alguno para arruinar una boda, una fiesta o lo que sea que fuera aquello. Él ya era miserable, hacer a los demás miserables no lo harían sentirse mejor. Yo pude estar ahí, cantando con la banda y bebiendo champagne... Dijo por fin el mago, señalando al alegre novio que disfrutaba de la fiesta y bailaba al son de la música, en honor a él y a su bella esposa. Yo pude haber tenido a mi esposa, a mi amada. Hoy podríamos estar celebrando nuestra boda, pero no. El destino es cruel para los que se enamoran, tarde o temprano siempre pasa lo mismo.
Ante la curiosidad del borracho compañero, y su insistencia, Kruhel contó su tragedia. Una noche, 3 noches antes de la boda, Kruhel era el ser más feliz del universo, tenía a su amada, una joven rubia llamada Lisa, toda una mujer de excelentes modales, belleza inigualable y lo mejor de todo, sólo tenía ojos para Kruhel. Pero será por suerte, capricho de los dioses, maldición o simplemente desitno, una noche, luego de un largo día de trabajo con los gitanos en las afueras de Hargeon, Kruhel entró en la habitación de Lisa, como lo había hecho muchas noches anteriormente, pero aquella vez recibió un tremendo golpe en la cara con una olla de hierro, le reventó la nariz y casi lo deja inconsciente, pero los siguientes 3 golpes cumplieron el cometido. Con terrible dolor de cabeza y amnesia, no podía recordar lo que pasó realmente, salvó el rostro de Lisa como disfrutando los golpes que le daba a su amado, y el rostro borroso de otro hombre. No sólo había sido traicionado por la mujer que amaba, sino además recibió terrible paliza por sus propias manos. Desde entonces, no hay otra Lisa en su vida, pues teme la misma traición; no hay futuro en Hargeon, pues al día siguiente partiría, se iría lejos de la ciudad; y por último, nunca más ollas, desde ahora, su peor temor.
Terminó su vino, dejó el dinero al cantinero y se fue del lugar, jurando a sí mismo que jamás oiría de nuevo la música de una fiesta de bodas, la marcha nupcial, ni jamás volver a poner un pie en Hargeon, mientras sea posible.

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El lamento del mago de sombras Empty Re: El lamento del mago de sombras

Mensaje por Invitado Lun 14 Oct - 2:17

¡Ah! Ahora entiendo lo de la olla D:!
Pobre Kruhel-san, lo traicionaron Sad
Me encanto el fic, ahora comprendo porque tanto miedo a las ollas y sé que el corazón de Kruhel-san ha sido traicionado, pobre, pobre.... mas ahora Nana-sama lo tortura... pobre Sad

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